Parecía que se había despedido del torneo. Cinco partidos sin victorias, 250 minutos sin goles por el torneo local, el cambio de entrenador y el mísero punto sobre los últimos seis posibles ofrecían un escenario irremontable en el Torneo Transición. Pero al equipo le cayó del cielo una chance más. Quizás, la última. Tevez empujó la pelota después de una serie de rebotes para poner el 2-1 ante Unión. Así, sufriendo y sobre la hora, Boca ganó después de 18 días. Y parece querer ponerse de pie.
No fue una noche más en la Bombonera. Doce días y tres partidos después de su asunción como director técnico, Guillermo Barros Schelotto pudo darse el gusto de ingresar al estadio como entrenador del equipo xeneize y con una multitud que volviera a corear su nombre, como en las épocas en las que sobre ese mismo césped brillara con la camiseta Nº 7 en su espalda. El triste debut ante Racing a puertas cerradas, por la Libertadores, se sumará a la lista de anécdotas y curiosidades del fútbol argentino.
El idilio por el Mellizo es único. El hombre que ahora viste camisa clara y saco oscuro fue uno de los más aplaudidos, tanto cuando fue nombrado por la voz del estadio (esta vez interpretada por Verónica Varano, en homenaje al Día de la Mujer) como cuando ingresó al campo de juego.
El triunfo ante Unión, ayudado por el tropiezo de varios equipos que se ubican por delante suyo en la tabla, le permite al equipo de la Ribera reposicionarse. Tras perder el rumbo, el GPS de sus objetivos para este cuatrimestre está recalculando.
Pero no sólo hubo una reacción desde el resultado. Boca también exhibe una imagen renovada, tanto en lo referido al juego como en la actitud que evidencian sus intérpretes dentro del campo de juego. Hay más compromiso en la recuperación del balón, y más participación de sus volantes en la creación del juego, aún cuando todavía no sean claras la generación de jugadas.
Pero nada es casual. Lo que demostró Boca anoche fue una continuidad de lo que había exhibido el jueves último en la altura de La Paz, durante el 1 a 1 contra Bolívar, por la Copa Libertadores: capacidad y voluntad de reaccionar ante la adversidad.
Una de las piezas que aprovecha al máximo su momento es Federico Carrizo. Tanto en Bolivia como en la Boca, el Pachi se erigió como uno de los pilares ofensivos, ante la ausencia de un 9 de área y la todavía desdibujada versión 2016 de Carlos Tevez.
La victoria frente a Unión deja a Boca a apenas cinco unidades del líder Lanús, casualmente su próximo rival. La del domingo, en el Sur, será una nueva prueba de fuego para el equipo de la Ribera. Aunque por primera vez desde que comenzó la competencia, tendrá seis días sin actividad para preparar ese partido. Y con un plus: los regresos casi confirmados de Daniel Díaz y Daniel Osvaldo, recuperados de sus respectivas lesiones. Será el lapso de trabajo más prolongado desde que los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto arribaran a la entidad azul y oro, en reemplazo de Rodolfo Arruabarrena.
Además, todavía tiene que enfrentarse a otros dos rivales de los cinco que hoy lo superan en puntos: Estudiantes y Defensa y Justicia, en la anteúltima y última fecha, respectivamente.
Parecía que estaba knock-out. Que había dejado pasar el tren del campeonato. Pero le cayó un regalo del cielo, un rebote salvador. Y aferrándose a la imagen de Guillermo como un símbolo de la suerte mientras espera la consolidación en el juego, Boca vuelve a creer.