Desde la subcomisión de hockey del Club Maristas, dejaron en claro, porqué y por quienes trabajan los dirigentes, los jugadores y jugadoras son lo más importante sin lugar a dudas.
En comunicación con la presidenta de la subcomisión de hockey, Patricia Luján, destacó el trabajo realizado durante la cuarentena, producto de la pandemia. «Cuando se cortó todo, allá por mediados de marzo, comenzamos realizando distintas actividades con las jugadoras, vía zoom, así las chicas de primera a séptima, entrenaron dos o tres veces a la semana, actividades recreativos, y compartieron charlas con grandes referentes del hockey nacional».
Con respecto a esto, «las primeras fueron Agustina Habif y Lucina von der Heyde de Las Leonas, y luego fueron llegando Agustín Corradini, ex entrenador de Las Leonas, Pablo Anastasi, preparador físico del seleccionado mendocino, Delfina Tomé y Maca Rodríguez, después llegaron Florencia Habif, mejor jugadora junior en 2014, Gonzalo Peillat, referente de Los Leones, Marcelo Garraffo, histórico jugador argentino, y el plato fuerte, sin lugar a dudas, fue Sergio «Cachito» Vigil».
«El trabajo con las chicas, que algunas veces estuvieron más complicadas que otras desde la motivación, tuvo su base en lograr, en tiempos complicados, un sentido de pertenencia, cuando no nos podemos acercar a ellas, es importante generar lazos de otra forma, y la única manera que tuvimos fue por zoom» agregó Patricia.
Las chicas desde sus casas hicieron físico, pero no todas podían tener el palo y la bocha o el terreno adecuado para practicar. Ahora por lo menos, con el protocolo correspondiente, con turnos de ocho jugadoras, además de los dos entrenadores, ya están practicando en cancha.
«No se puede trabajar con contacto físico, pero esperamos que ese sea el próximo paso. Según parece en agosto volvería la actividad en la Liga de Mendoza, pero todo está por verse» continuó Patricia.
«Desde los económico, tenemos que agradecer a las chicas y a los profes. El 85% siguió pagando su cuota social, que es el único sustento. Nosotros no somos dirigentes, somos padres apasionados que nos ponemos la camiseta del dirigente, por nuestros hijos, así Maristas es una gran familia que sigue creciendo con sacrificio y en la que por sobre todo está la jugadora. Ellas son lo más sano de este deporte, las que hasta ponen plata para jugar, nada puede estar por encima de ellas o de la institución» cerró Patricia, una mamá-dirigente como muchas o muchos, que en tiempos de pandemia, en los distintos clubes, transpiran la camiseta, como las jugadoras en la normalidad.
Por Fabián Segura/Toquedeportivo.com