El período más largo y exitoso del básquet argentino están ligados a la carrera de Manu. Se retiró en el momento justo, sin incómodas estridencias, con gloria, y nuestra pena egoísta.
Los 16 años de Manu Ginóbili en la NBA están estrechamente ligados al periodo más largo y exitoso de la historia del básquet argentino.
Entre el 2002 y el 2018 el bahiense fue primera guitarra en San Antonio Spurs y en el seleccionado argentino. Y alternativamente la voz principal y más afinada.
Los dos equipos compartían un estilo de juego similar y valores casi idénticos. Que marcaron una época y cerraron temporalmente la grieta entre “el básquet NBA y el básquet FIBA”, tan distintos siempre. Manu tuvo mucha responsabilidad en la alineación de los dos planetas.
La hermandad entre los integrantes de esos planteles -raro cuando conviven tantos intereses distintos y dispersos- les dio un plus distintivo que funcionó como la espinaca para Popeye en algunos momentos críticos que debieron superar.
Manu fue el líder en el vestuario de los Spurs y de la Selección. También el articulador del puzle de egos. Tejió acercamientos y construyó muros chinos de relaciones con su humor particular, en sus primeros años de profesional; o con la palabra autorizada por sus galones y siempre con la acción positiva en la cancha.
Su competitividad fue la firma al pie que lo distinguió. Y así fue reconocido sin compromiso por sus entrenadores, colegas y grandes estrellas de la competencia.
Se retiró en el momento justo, sin incómodas estridencias, con gloria, y nuestra pena egoísta.
Cualquier referencia con Manu es parte del pasado, de la leyenda. Y, con el correr de los años, tierra abonada para la creación de distintos mitos.
Ahora no hay motivo para desafiar madrugada a la espera de un triple sobre la chicharra, la finalización de un elegante Euro step o el anticipo de la pelota robada.
Ya mi vieja no me pregunta “¿cómo salió Manu?”. Y todo eso se extraña. Pero, como escribió Páez “hay recuerdos que no voy a borrar, personas que no voy a olvidar…”. Y eso es lo que cuenta para todos.
Fuente: Olé