El volante sanrafaelino de 23 años logró el objetivo, firmó su primer acuerdo profesional en Gimnasia de Mendoza y será parte del primer plantel que compite en Primera Nacional.
Gastón Fernández, o quizás “Tonchi” como lo apodan, comenzó en la escuela de Sixto Cornejo, pasó a Huracán, posterior paso por Pilares; pegó el salto a Talleres de Córdoba, más adelante arribó a Independiente Rivadavia y cuando pensó en rendirse llegó la oportunidad en El Lobo del Parque.
Por obra y contactos de Hernán el “Dengue” Rivero y Juan Carlos el “Tanque” Ferreyra, logró pruebas en el combinado Blanquinegro “y quedé. Llevo 5 años en el club y me llegó la posibilidad de firmar contrato y sumarme al plantel de Primera”. Pero antes de ser recompensado y cumplir con el objetivo tuvo que superar muchas barreras y para eso tuvo que fortalecer la mente y espíritu de luchador.
Gastón explicó, “en Talleres aprendí muchísimo, fue un salto grande de San Rafael a Córdoba, porque es un club grande. Pasaron los años y veía que no me iba como quería, vine a Independiente”, ahí se presentó una nueva prueba, estuvo cerca de abandonar la idea del profesionalismo y recordó “siempre tuve el apoyo de mis viejos y mi hermano que no me dejaron bajar los brazos”.
Agregó que “un año en Gimnasia, el segundo o el tercero, no se me daban las cosas y quise dejar nuevamente; ahí mi papá y un dirigente del club Fernando Carrera, con quien yo vivía me alentaron. Me dijeron que tenía que ser paciente y constante porque se me iba a dar”. Fue un momento que me marcó porque quise agachar la cabeza y dedicarme a otra cosa, pensaba que el fútbol no era lo mío. pero hoy en día acá estoy, con una oportunidad que todo futbolista sueña, pertenecer a un plantel de Primera División”.
La pandemia, en este caso, causó un doble efecto. El aislamiento para muchos fue un retroceso, pero para el joven sanrafaelino significó una oportunidad, una puerta abierta a su futuro. Se sinceró y dijo “desde que empezó la cuarentena estuve 2 meses sin hacer nada porque veía que lo del virus venía para largo, me fui con una mochila pensando que solo iban a ser 15 o 20 días, y cuando pasó el mes y medio, supe que no iba a terminar ahora”.
Con el correr de los días, “recibí el llamado de Diego Pozo y me preguntó si estaba entrenando porque había una posibilidad que volviera (como director técnico) con el plantel superior cuando retomaran lo entrenamientos. Si bien hacía trabajos no al nivel que necesitaba, por eso me puse en contacto con un profe, Eduardo Silva y empecé a entrenar con él. Me preparé 3 meses y hace más o menos un mes me llamó Sampietro y me ofreció contrato profesional y sumarme a la Primera” explicó.
De familia futbolera, muy futbolera; que lo sigue a cualquier parte y que se visten del color que el menor de la familia defienda, Gastón comparte sus logros con ellos “somos un equipo, los 4, y este objetivo cumplido nos satisface a los 4. Voy a compartirlo con ellos. En mi familia son súper futboleros, así que están muy contentos”. En el final reflexionó, “es un logro, gracias a Dios nunca bajé los brazos”.