Un desenlace con la adrenalina y las pulsaciones elevadas como acostumbra el Turismo Carretera tuvo la los 500 Kilómetros de Olavarría. El ingreso del auto de seguridad a falta de dos giros para la bandera de cuadros puso un último interrogante sobre lo que hasta ese entonces era una victoria clara y contundente del binomio Matías Rossi y Esteban Guerrieri. El relanzamiento, el sexto de la carrera, no dio espacio para la duda sobre quien se llevaría la victoria: ni esa tenue llovizna que se precipitó en el trazado del autódromo Hermanos Emiliozzi pudo frenar el éxito de la fórmula que, en los pronósticos, asomaba como la favorita para quedarse con la segunda competencia especial del calendario. Detrás del Chevrolet que pertenece al Donto Competición arribaron el uruguayo Mauricio Lambiris, acompañado por Julián Santero, y Martín Serrano, tuvo de compañero a Martín Basso, dúos de Torino y Dodge, respectivamente, y bajo el techo del equipo Dole Racing.
Una carrera de larga duración precisa de estrategias y eso fue lo que sacaron a relucir los ganadores, que empezaron con Rossi como piloto que tomó primero el auto. Una batalla con el Gurí Martínez y Guillermo Ortelli en el primer tramo de la competencia, de 123 vueltas, hizo que el resto empezara a analizar si con ese ritmo los autos llegarían en condiciones al final. De a poco, Rossi fue cuidando la herramienta, hasta caer al séptimo lugar de la clasificación. Así, al frente se fueron turnando Martínez (corrió después de apelar a las cuatro fechas de sanción que le impuso la categoría por superar la cilindrada en la fecha pasada, de Concordia), Ortelli y más tarde Josito Di Palma, que hizo dupla con su padre José Luis.
El primer golpe de efecto se dio con el retraso de Ortelli, que en el giro 46 se quedó sin nafta y con ayuda externa -estaba permitido en esta competencia- llegó a su box, recargó combustible y siguió en carrera, aunque dilapidó las chances de batallar por la victoria. El segundo tuvo a dos pilotos «pesados» como protagonistas: Agustín Canapino rompió el motor y Martínez hizo un segundo ingreso a los boxes, lo que lo retrasaba en el clasificador y empezaba a bajarlo de la lucha. UN par de vueltas después, el Gurí abandonó y su coequiper Nicolás Pezzucchi ni siquiera logró manejar el auto del campeón.
Mientras el clasificador se «movía», ya que aquellos que retrasaban la recarga de combustible aparecían de repente en los primeros puestos, Rossi y Guerrieri seguían un plan que se proyectaba perfecto. Un error en el reabastecimiento del auto de Juan Martín Trucco (Dodge), sería determinante para el piloto cuando a la carrera le quedaban 15 vueltas. Quien cargaba los bidones se cayó al piso y no se terminó de abastecer el auto, lo que significó que se quedará sin nafta y la desazón se adueñara tanto de Trucco como del juvenil Elio Craparo, que con 17 años se daba el gusto de pilotear un TC, ya que él compite en el TC Mouras.
El quedo del auto de Trucco derivó en el ingreso, por cuarta oportunidad, del Auto de Seguridad, aunque no sería el último. Laureano Campanera, dueño y compañero de equipo de Rossi, que ingresó a la recta desacomodado y destrozó la cola de su Chevrolet, aunque continuó en pista, visitó la tierra arada. Era razonable, el auto no tenía carga y dominarlo era una tarea titánica. Esto provocó que el Safety Car hiciera una nueva entrada y que se pusiera a prueba la victoria de Rossi-Guerrieri, a falta de dos giros. Pero el subcampeón de la categoría no dejó dudas, aceleró y se impuso con cierta comodidad en los relojes, aunque hacía un largo rato que había vencido en la estrategia. Una victoria que lo pone nuevamente en lo más alto del podio y del campeonato, y que a la vez lo ubica como protagonista principal para calzarse la corona. Un lugar de privilegio que deberá defender en Terma de Río Hondo, el 22 de mayo, en otra fecha especial, con dos carreras.
Fuente: Canchallena.com
Fotos: Gentileza ACTC