La ausencia de creatividad llevó a Gallardo a hacer un cambio en el entretiempo: Quintero entró por Barco. La tenencia de River en general resultó inofensiva, sin profundidad. Del otro lado, los de Liniers exhibieron filo en cada transición veloz, sin perder casi nunca la energía en el pressing, sobre todo en la salida.
Con un Janson inquieto, Pratto aguantando todo (¿y buscando revancha deportiva tras su partida de Núñez?) y el ingresado Osorio olfateando la sangre, Armani debió sostener a River en serie. A los 52 minutos del complemento, el Oso perdió su chance mano a mano. A los 66, Osorio entró por el segundo palo, pero su definición resultó defectuosa y el guardameta ganó el duelo. Y a los 69, tras un pase exacto del punta ex River, otra vez el arquero se impuso frente a un Osorio que había quedado de frente a la valla.
Prueba del disconformismo de Gallardo: hizo entrar a Aliendro (una práctica) y Beltrán (recién regresado). Pero ni así encontró los caminos para un River desconocido. La mejor noticia para el Millonario fue el resultado, que dejó la serie abierta.
La vuelta será el miércoles 6 de julio, a las 21.30, en el Monumental. El ganador de este cruce se medirá en los cuartos de final ante el vencedor de la llave que protagonizarán otros dos equipos argentinos: Talleres-Colón.