El micro que trasladaba al equipo de Holan al Maracaná fue atacado a pedradas. Las cámaras de televisión registraron desbandes totales en los accesos al estadio.
De poco sirvió el llamado de la Confederación Sudamericana a “vivir la fiesta del fútbol en paz y con respeto y lealtad hacia el rival”. De poco sirvió la recomendación del Consulado argentino en Río de Janeiro a los simpatizantes de Independiente que no emprendieran viaje a esa ciudad si no contaban con una entrada para el partido de vuelta ante Flamengo por la final de la Copa Sudamericana. No hubo caso: la previa del duelo en el Maracaná fue flamígera y plena de incidentes. Y la situación de desbande absoluto quedó reflejada en las imágenes de las cámaras de televisión de los accesos al estadio: en diversos portones, los hinchas ingresaban en medio de un absoluto descontrol.
Torcedores do Flamengo invadem o Maracanã pelo portão F http://glo.bo/2BiIORc
Torcedores do Flamengo invadem o Maracanã pelo portão
Agora a invasão é generalizada no portão F pic.twitter.com/rTDflcYlnm
La mano para los simpatizantes del Rojo venía mal barajada desde la semana pasada, cuando la venta de entradas había dejado a demasiados con las manos vacías y la firme convicción de estar en el Maracaná a como diera lugar.
De las 4.000 que Flamengo había entregado, apenas 1.500 salieron a la venta el jueves a través del sitio web del club (2.200 fueron destinadas a los paquetes que vendió, que también incluían los vuelos en chárter y traslados en micro, y otras 300 se entregaron como tickets de protocolo a sponsors).
Así, con una procesión de alrededor de 8.000 hinchas a Río de Janeiro (solo la mitad con su ticket) y con bronca acumulada de lado de Flamengo por el maltrato recibido por sus simpatizantes en Buenos Aires en el partido de ida, la mecha estaba encendida y el estallido era previsible.
Los inconvenientes comenzaron el martes a la noche, cuando un grupo de alrededor de 500 hinchas del club de Avellaneda se concentraron frente al hotel Hilton de Barra de Tijuca para exigir a los dirigentes que gestionaran más entradas ante sus pares de Flamengo, que no parecían dispuestos a dar el brazo a torcer.
Cerca de la medianoche, quedaban alrededor de 60 simpatizantes frente a las vallas del hotel cuando un grupo de fanáticos de Flamengo llegaron para tirar pirotecnia y así interrumpir el sueño de los futbolistas visitantes.
Los cruces verbales rápidamente derivaron en una batahola que incluyó lanzamiento de objetos de distinto tamaño y contundencia, entre ellos las vallas que impedían el acceso al hotel. Ante la ausencia de policías, intervino la seguridad privada del Hilton que hizo ingresar a los simpatizantes del Rojo. Luego, llegaron siete patrulleros.
Hinchas de Flamengo en la puerta del hotel donde se concentró el plantel de Independiente. (MARCELO CARROLL)
Mientras también se producían choques en la costanera de Copacabana entre partidarios de ambos equipos, con pedradas y trompadas en cantidad, en la puerta del Hilton los torcedores de Flamengo continuaron con el festival pirotécnico, que se extendió hasta las 5.
C. A. Independiente
Frente a esto, la dirigencia presentó una protesta formal ante la Conmebol, exigió garantías para la delegación y pidió sanciones para Flamengo por considerarlo responsable de la falta de seguridad.
El miércoles fue apenas un poco más tranquilo, aunque también hubo disturbios cuando algunos hinchas de Independiente atravesaron las vallas y un policía tiro gas pimienta dentro del lobby para dispersarlos.
La policía le tira gas pimienta a los hinchas de Independiente en el lobby del hotel. Lamentable pero real.
La situación, otra vez, tuvo como eje las entradas (o la escasez de ellas). El problema comenzó porque dentro del hotel se estaban vendiendo entradas, unas 300 que consiguieron los dirigentes de manos de la Conmebol. Como eran insuficientes para la demanda, los que se quedaron sin boleto estaban furiosos.
Hinchas de Independiente frente al hotel donde se concentró el plantel a la caza de una entrada para la final en el Maracaná. (MARCELO CARROLL)
Tampoco fue pacífica la llegada del plantel al Maracaná ya que el micro que trasladaba a los futbolistas y al cuerpo técnico fue atacado a pedradas en las cercanías del estadio. La Policía recurrió a gases lacrimógenos para dispersar a los revoltosos, pero ello también terminó afectando a los jugadores en el momento en que descendieron del transporte.
Fuente: Clarín
