Un mazazo. O tres, mejor dicho, seguiditos, uno detrás del otro, para desatar la fiesta y el funeral. Fue, para Banfield, el triunfo más resonante de su historia en la Bombonera, donde dio la vuelta en 2009, donde ganó, gustó y goleó, en una noche para poner en un cuadrito. Fue, para Boca, un golpe que, pese al equipo que Battaglia puso en cancha, no estaba en los planes de nadie. Una piña de esas que no esperás, al mentón, que te ponen en caja y terminan acomodándote las ideas. A 96 horas de la revancha con Corinthians, el Taladro le dio una lección de fútbol al Boca B y dejó al desnudo la enorme diferencia de calidad que existe entre los titulares y los suplentes del Xeneize.
Banfield lo ganó de punta a punta, con autoridad y, por momentos, hasta con cierta facilidad. Boca, con el muletto, ni siquiera se pareció al equipo que cayó la fecha pasada con Unión, también merecidamente, aunque por menos diferencia. Por el peso específico de sus jugadores (ese día estuvieron Fabra, Campuzano, Figal, Izquierdoz, Zambrano, Toto Salvio); también por los horrores de la última línea, la nula capacidad para crear situaciones de gol (recién a los 33’ del segundo tiempo Molinas, el mejor, estrelló un tiro libre en el travesaño) y la apatía general con la que Boca afrontó el partido.
La cabeza, claro, estaba puesta en el desquite de este martes con Corinthians, aunque Boca pareció empezar a jugarlo antes de tiempo y sumó su segunda derrota consecutiva en el torneo local, las dos en casa, dejando una imagen preocupante.
El Taladro, es cierto, no le dejó pasar ninguna. Esperó los primeros 5’, dejó que Boca adelantara sus líneas y le le jugó directo a la espalda de los volantes, fundamentalmente de Rolón, aprovechando al máximo ese campo abierto y despoblado que quedaba entre el ex Huracán y la zaga Aranda y Gastón Ávila, individual y colectivamente errática. No estuvo Izquierdoz, ni Rojo, ni Zambrano, ni Figal. Y el Xeneize lo sufrió.
Fueron dos de Enrique que pudieron ser tres. O cuatro, de no haber sido por las tapadas de Javi García, que tapó dos mano a mano y aguantó hasta donde pudo: Banfield se fue 3-0 al entretiempo y Battaglia ni siquiera arriesgó a los titulares en el segundo tiempo. La derrota ya estaba consumada. El torneo da revancha. La Copa no…
Fuente: Olé
