Boca se plantó en la altura, no le dieron un penal, tuvo chances para ganarlo y también se salvó. El 0-0 con Wilstermann le sirve para iniciar un nuevo camino copero.
Ahí está Boca. Paciente, tranquilo y calmo en los 2.558 metros sobre el nivel del mar de Cochabamba. Una altura moderada, no tan extrema como las de La Paz u Oruro -por citar otras ciudades bolivianas-, pero altura al fin de cuentas. Ahí está el Boca de Alfaro en el inicio de un nuevo camino en la Libertadores, esa obsesión que tuvo tan cerca hace menos de tres meses y le generó la reconstrucción que vivió y sigue viviendo.
El punto, el 0-0 con Jorge Wilstermann, puede sonar a poco por la debilidad del rival, pero resulta útil y sirve por el momento, por el lugar y por las circunstancias.
Salvo en los minutos finales del cada tiempo y, más que nada, en esa triple salvada entre Buffarini, Más y Andrada en la parte final, el 4-4-2 que diagramó Alfaro no pasó sofocones. Boca fue un equipo corto en un campo desaparejo, en el que costó controlar la pelota.
La mayor preocupación para el Xeneize fue un hijo de la casa como el Pochi Chávez: bastante activo, lúcido con la pelota y metido en el partido, complicó a Boca en situaciones muy puntuales.
Para empezar esta obsesión llamada (séptima) Libertadores, no está nada mal para Boca. Que puede jugar mejor es cierto, pero se trae a la Argentina un punto que incluso pudo ser triunfo en esa buena jugada de Bebelo Reynoso y el remate cruzado de Nández que pasó apenas desviado.
Ahora será en la Bombonera donde deberá mostrar su real poderío. Con la victoria de Tolima ante Paranaense, quedó segundo, pero esto es apenas el comienzo…
Línea de tiempo
4-2-3-1
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Jorge Wilstermann | 0 | – | 0 | Boca Juniors |
4-4-2
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Copa Libertadores martes 5 marzo 2019
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