El equipo de Ibarra volvió a dejar pasar una chance para prenderse arriba y el Taladro logró salir del fondo.
Hay victorias que valen más por el contexto, por el arrastre, por la historia reciente. Banfield no había ganado en el torneo, venía último, llevaba cuatro partidos sin convertir y 13 años sin vencer a Boca de local. Pues bien, con este 1-0 festejadísimo en el Florencio Sola acabó con todo eso de una vez.
Triunfo clave para Banfield (Foto: Maxi Failla – Clarín).Hay derrotas que cuestan más por la forma, por lo que se deja pasar, por lo que se pierde, precisamente. El Xeneize tenía la chance de pisarle los talones a San Lorenzo, de confirmar por qué Ibarra había bancado al mismo equipo, de sostener una levantada que puso al campeón otra vez en la pelea. Pues bien, este 0-1 lo vuelve a llenar de dudas, lo aleja de la lucha y casi casi que obliga a su DT a volver a empezar.
Boca la pasó mal desde el comienzo mismo. Al punto que no sólo se fue 1-0 abajo tras el final del primer tiempo, sino que otra vez su arquero fue figura. Sergio Romero atajó el segundo penal que le patearon en el arco xeneize (el otro había sido a Central Córdoba) y tuvo otras buenas intervenciones. Pero el equipo de Ibarra, además, sufrió muchísimo el fuego aéreo del local. De esa forma llegó el gol de Quirós y de esa manera, además, el Taladro le cascoteó el arco a Chiquito.
El actual campeón del fútbol argentino tuvo más la pelota, pero a Banfield le llegó apenas dos veces en esa etapa. La primera fue por una mala salida de Cambeses, quien luego se recuperó tapándole una clara situación a Valdez (culpable del penal del Taladro atajado por Romero). Y la segunda, un cabezazo desviado de Benedetto. Demasiado poco para un equipo al que Ibarra había respaldado tras un funcionamiento no tan convincente ante Defensa. El local, para colmo, terminó el primer tiempo con un bombazo de Coronel en el palo.
Por eso, el DT de Boca cambió rápido para el segundo. Y con esa movida demostró que no fue tan buena la idea de sostener el mismo equipo. Afuera Pol y Romero. Adentro Medina y Equi Fernández, para armar un 4-4-2 con Villa más retrasado sobre la izquierda. A partir de ahí, el Xeneize intentó edificar otro partido. Y hasta tuvo la primera chance de empatar a través de Langoni, más suelto de punta y no tan limitado como extremo.
Boca, en efecto, mejoró con Equi como eje, al lado de Varela. Emparejó el partido, sí, pero no arrinconó a Banfield contra su arco sino hasta el final. De hecho, Ibarra volvió a cambiar, esta vez a su nueve: Merentiel entró por Pipa para tener mayor movilidad en ataque y alguna chance más, a partir de la buena dupla que el ex Defensa había armado con Langoni en partidos anteriores. Sin embargo, más allá de alguna ocasión del propio Luca (se lo perdió tras centro de Villa), al visitante le costó terminar de armarse y, sobre todo, generar peligro.
El festejo de los jugadores de Banfield (Foto: Maxi Failla – Clarín).¿En qué falló Boca? En el esquema del primer tiempo: el equipo estuvo desconectado y fue sometido por la presión y la pelota parada de Banfield. Y en el segundo, ya no tuvo claridad, a pesar del buen ingreso de Fernández, de todos los cambios que intentó Ibarra (también entraron Payero y Briasco sin ser soluciones) y de la búsqueda del final. Hay victorias que sirven de quiebre también, por su propia justicia. Hay derrotas que obligan a volver a empezar. Banfield lo festejó. Boca lo sufrió…
Fuente: Olé
