La sanrafaelina, hoy arquera de las juveniles de Lanús, encontró su lugar en el fútbol tras pasar por el hockey. ¿La recompensa a la perseverancia?: una citación con la Selección Argentina.
Brisa Antonella Ríos, hoy con 17 años, entendió muy bien aquella frase ‘el que abandona no tiene premio’. Empezó jugando al hockey porque, en aquél entonces “en San Rafael no había para mi edad, porque recién tenía 13 años”. Con el tiempo pudo hacer lo que en realidad le apasionaba “en el Poli empecé con Jorge Pardo, hasta que me fui a Panteras, que hoy es Panteras Balloffet”.
En el comienzo, estaba lejos de los tres palos, más bien su trabajo era batir la línea de meta, “jugaba de 9 pero por mi altura decidieron ponerme en el arco y me empezó a gustar y no pude salir más”. Vaya manera de encontrar su lugar en el campo.
Su primera experiencia cerca del fútbol de Primera fue en San Lorenzo, donde estuvo dos semanas a prueba, “me llevó el árbitro Andrés Merlos, porque su hija jugaba ahí” y por cuestiones de estadía decidió volver a San Rafael, pero sin perder las esperanzas. Al tiempo, estuvo en contacto con Karina Medrano, técnica de Lanús, “hablando con ella, me dijo que volviera en enero a probarme, fui, quedé y empecé a entrenar con la reserva”.
“Lanús me enseñó muchas cosas, en lo profesional y en lo personal; considero al club como mi casa, mi familia por lo que me han dado” aportó la joven golera sobre el club que le abrió las puertas al profesionalismo y agregó que “lo que está pasando en el fútbol femenino en San Rafael es un avance inmenso para nosotras, aunque faltan muchas cosas por mejorar, pero estoy segura que a medida que pase el tiempo va a ir mejorando”.
La distancia no es fácil, son muchos los kilómetros que separan San Rafael con el Sur de la Provincia de Buenos Aires, pero Brisa asegura que “gracias a Dios yo tuve el apoyo de mi mamá y de toda mi familia desde el principio y sin su apoyo no sé si hubiera llegado donde estoy. La familia siempre se extraña” aunque reconoció que “todo sacrificio tiene su recompensa”.
Ese premio no tardó demasiado en llegar, en enero se presentó a una prueba con la Selección Argentina, “éramos casi 100 chicas y quedé solo yo”. Relató, “cuando me llegó la citación para ir a entrenar me largué a llorar de la emoción. Me puse nerviosa, pero gracias a Dios me fue bastante bien”.
Respecto a la vuelta a las prácticas y su regreso a Buenos Aires, explicó que “en una reunión que tuvieron el miércoles, decidieron que el 20 van a volver a reunirse para definir si volvemos los primeros días de septiembre, el 9 posiblemente. Pero hay que esperar hasta esa fecha para ver qué definen”.