La goleada a Lanús sirve para seguir con buena energía. La revancha con Independiente será otro gran desafío.
Una semana perfecta termina pero otra más importante comienza. Parece mentira, pero casi no podemos detenernos a festejar este increíble momento que estamos viviendo. Son 30 partidos de un invicto que va generando confianza, seguridad y hasta los más tímidos empiezan a animarse a jugar.
Es muy difícil en este momento intentar mantener el equilibrio, y no caer en el triunfalismo que tanto daño puede hacer antes de una final. Pero, claro, también se ganó la confianza en el manejo de esas emociones el increíble Muñeco y su equipo, que seguramente encontrará el punto justo entre confianza en lo propio y respeto en el adversario que nos permita salir a jugar una final con convicción y con la postura que corresponde.
Sigamos haciendo un culto del perfil bajo y la guardia alta. Estos maravillosos cinco goles a Lanús, merecidos, una especie de linda revancha, no valen el martes contra Independiente. Pero sí vale capitalizar la confianza, la buena energía, el buen momento de un equipo que luce afianzado.
Ojo, no empezamos bien, todo lo contrario. Parecía el River de los partidos poco relevantes, que los juega casi como por inercia, hasta que Scocco empató y ahí cambiamos el chip hasta terminar pasando por arriba a Lanús. El ST mostró a un River serio, competitivo, que vio sangre en el rival y lo liquidó sin contemplaciones.
Un River arrollador, dominante. Vienen horas decisivas, muchachos. Será otra de esas noches con vibración al máximo, con muchas emociones y también habrá un rival copero, durísimo, que sabe jugar y también sabe cambiar para complicar. La dulce espera trajo una semana hermosa de victorias, día del hincha y los 100 de Angelito. Hay que seguir.
Fuente: Olé
