Fernando Montaña Berdugo, ex compañero en los comienzos de Ovación, la sección deportiva del diaro UNO de Mendoza, «académico» desde la cuna y compañía de múltiples asados, siempre bien regados con tinto mendocino, es el autor de esta hermosa canción dedicada al Atlético Argentino, aquí se presenta y por supuesto muestra su arte, no solo con la pluma en un aniversario más de la gloriosa academia, sino también con los acordes de la melodía para su amado albiceleste, «Academia de Campeones».
ACADEMIA DE CAMPEONES | Por Fernando Montana Berdugo
Nací a dos cuadras de esa cancha. Desde el techo de mi casa, en la Roberto T. Saravia al 1750, se alcanzaban a adivinar los últimos ladrillones de la tribuna Este del Estadio. Los sábados por la mañana pasaba la camioneta del papá de los Pititorras, con el altoparlante a viva voz y la marcha de Atlético Argentino, anunciando algún partido importante.
San José, Belgrano, Pedro Molina, Villa Claudina, Nueva Ciudad latían al corazón académico. Si alguien osaba ser de la Lepra, era posible que en el día después de un encuentro crucial entre los dos equipos, le apareciera pintada en la puerta del infiltrado el escudo del gran Atlético. Todo eso forma parte de mi esencia. El Dr Dapas en el dispensario de Pedro Molina y la exhibición del campeón de yoyó TACA en el colegio. Es el gol sin más registro que lo que vimos y nos contaron. Es el video del Fede viralizando un mismo sentimiento.
Argentino es mi infancia y adolescencia, son mis amigos futboleros y rockeros. Son las kermesses de domingo, los martes a jueves de entrenamiento en el baby Fútbol de las canchas de baldosas de color bermellón. Son mis hermanos llevándome a la cancha, es mi viejo haciéndonos el aguante con las idas a todas partes, es la comida a la ligera, es el «¿Cómo salimos?» de mi mamá tipo siete de la tarde de un domingo. Argentino es el amor por el fútbol y la pasión por escribir. Cuando supe que no iba a jugar como hubiera querido, justifiqué en la despedida del pequeño jugador que iba a escribir sobre el fútbol.
Argentino es haber llorado y reído y es llorar y reir. Es encontrarte con un compadre tuneado de albiceleste en Chile, en San Luis, en Europa, en el almacén de la vuelta de tu casa, en un negocio del persa, en el súper, en el shopping o en la feria y tener como tema de charla en común la vieja y amada Academia. Argentino es mi preocupación, el anhelo del futuro predio, el día del hincha que le dijo no al contubernio de llevarse lejos la cancha, es el sentido de pertenencia de un barrio. Argentino es nuestra historia y la leyenda. Es Quique Lucero, Medardo Sosa, Ereros, Emeterio, Evaristo, Malito, del motorcito Zolorza con su mulatez y habilidad por igual. Es el grito a puño cerrado de Andrés Molina, Willy Ferré y Medardo Sosa
Es la monedita para el seguro del espectador y la fila larga para una final. Es la carniceria de Blas y la frustración contra el viento y la marea de Huracán de Comodoro Rivadavia, la piña artera de Mémoli al Loco Valdez. Son las horas de metegol en la cantina. Es la China desinteresada por el fútbol, pero que de a poco le empezó a picar el bichito académico. Es Racing Club con Cerámica San José de Sponsors y las batallas contra los sanjuaninos. Es el viejo clásico del 59 contra los Azules y el fútbol de los 2000 contra el italiano. Es el Peto Flamant, el primer gran Frontman de mitad del Siglo XX y Iaconetti y el negro Ponce. La luz de los Lucero guiando nuestro fútbol. Y Andrés Molina, Derrigo, la Joya Jofré y cada pibe que surgía y que se iba. Es siempre la esperanza de pobre. Es la alegría y la decepción por los que un día gozamos y después se cambiaban de bando y la rompían contra nosotros. Es el banderón del Navas, el Queli, el Negro Nievas, la Vieja Juana y los bravos del 70. Y la lengua Stone del Diego.
Es la puteada contra aquel que nos hizo vibrar con goles eternos y después era capaz de hacernos el último gol de una goleada para mandarnos a la B. Argentino es la Correa Saa, la Mitre, la Manuel A Sáez, es cada esquina, cada plaza. Argentino es la ceremonia previa en la entrada a la platea y la birra pos partido. Argentino es la Academia, el Taladro, el Boli Stones, el albiceleste. Son aquéllos pioneros que fundaron José Néstor (¡Néstor!) Lencinas y la decantación natural que derivó en lo que somos. Es la cantera maravillosa de Aroldo Cortenova, el gran prócer. Es el fútbol como la vida. Feliz cumpleaños querido Atlético Argentino, te escribo con los ojos cristalinos de recuerdos y a viva voz…