Roger y otro partido para su legado. Estuvo a punto de perder, pero finalmente le ganó a Tennys Sandgren por 6-3, 2-6, 2-6, 7-6 (8) y 6-3 y se metió en las semifinales de Australia. Dijo que jugó con un problema físico, que tuvo “suerte” y que cree en “los milagros”.
El tenis, como deporte, podría cambiar su nombre al de Roger Federer, un jugador que ya es leyenda viviente y en acción. A sus 38 años, el suizo (hoy 3° del ranking) logró otro milagro, como él mismo lo definió, al ganarle en cinco sets a Tennys -sí, justo- Sandgren (100°). RF salvó siete match points y con un dolor en su pierna. Épico es poco. Así, se metió por 15° en las semifinales del Australian Open y por 46° ocasión entre los mejores cuatro de un Grand Slam. El tenis es él.
«Solo me dije: creo en los milagros». Así se refirió Roger luego de ganarle al Tennys mismo. Es que batalló demasiado y finalmente, tan cansado como feliz, levantó los brazos en el Rod Laver Arena. «Hoy no merecía la victoria, pero aquí estoy y evidentemente muy contento», agregó, autocrítico, humilde y leyenda. En semis irá contra Novak Djokovic (2°).
¿Por qué esas declaraciones? Porque estuvo a punto de perderlo en siete oportunidades: salvó esa cantidad de match points, tres de ellos cuando estaba 5-4 abajo en el cuarto set y los otros cuatro en el tie break, que finalmente lo ganó por 10-8 para llevar el duelo a un quinto y definitivo. Los números de la victoria de Federer son 6-3, 2-6, 2-6, 7-6 (8) y 6-3 en tres horas y 31 minutos de juego.
De los puntos para partidos que salvó, cuatro fueron pelotas que el estadounidense dejó en la red, apurado por los tiros del suizo. Hubo otra ancha, un saque ganador de Roger y un mano a mano en la red. El dato es que en el tie break, Sandgren estaba 6-3 arriba, con tres chances para ganar. Pero no.
«Hoy tuve una suerte increíble, fui mejorando mi juego a medida que avanzaba el partido y que disminuía la presión», agregó quien tiene más títulos de Grand Slam (20, uno más que Rafael Nadal). El dato que reafirma el mote de épico y milagroso no solo tiene que ver con levantarse cuando parecía todo perdido, sino que lo hizo con una molestia física.
«Esperemos descubrir que, en realidad, no es nada malo y que solo fue la ingle que se tensionó al haber jugado mucho. ¿Quién sabe? Igual por los nervios. No lo sé», dijo el suizo. Y agregó: «No sé si puedes llamarlo una lesión. Es solo dolor y problemas. Necesito averiguarlo ahora. Pero no es como que en 18 horas tienes que jugar un partido de tercera ronda. Son semifinales y tienes un día extra, adrenalina, hay muchas cosas. Dos buenas noches de sueño, médicos y fisios».
Federer arrancó el torneo con contundencia, pasando las primeras dos rondas sin ceder sets (vs. Steve Johnson y Filip Krajinovic), pero luego empezó a costarle un poco más. Fue en cinco ante John Millman, en donde estuvo a punto de perder. Y ganó en cuatro sets vs. Marton Fucsovics para llegar a los cuartos de final. Hay un trajín importante.
Durante el juego ante Sandgren, Federer no quiso demostrar que tenía un problema físico y lo explicó: «No me gusta recurrir al médico, no me gusta mostrar mis debilidades». Sin embargo, hubo un momento en donde el cuerpo le pidió que pare. Fue cuando perdía el tercer set por 3-0, y luego de discutir con el árbitro por una advertencia. Ahí sí pidió la pausa médica y se fue a atender. Volvió, jugó, ganó.
Ahora se las verá contra Djokovic, que pasó en tres sets a Milos Raonic (35°) y solo cedió uno en todo el torneo (en primer ronda), para luego meter cuatro 3-0 al hilo, entre ellos, al Peque Schwartzman. «Habrá que jugar mejor en semifinales, porque sino seguramente tenga tiempo para ir a esquiar», bromeó Federer. El señor tenis.
Fuente: Olé
