A 37 años del debut de Francescoli con la Banda, recordá cómo fue la eterna negociación para traerlo de Uruguay y cuánto lo terminó pagando el club de Núñez.
Este viernes 24 se cumplen 37 años del primer partido de Enzo Francescoli en River y su historia en Núñez, sus goles, sus títulos, su liderazgo y su estirpe de crack, son harto conocidas. Sin embargo, menos se sabe de la eterna negociación que tuvo que librar Rafael Aragón Cabrera, por entonces presidente del Millo, para poder destrabar su salida de Montevideo Wanderers y traerlo desde Uruguay.
Enzo era un flacucho de 21 años que representaba una verdadera apuesta para un River que venía mal, tanto a nivel deportivo como económico. Encima, al mismo tiempo también lo buscaba el Milan de Italia, recomendado por la gloria charrúa Pepe Schiaffino, que llegó a ofrecer 400 mil dólares para llevárselo.
Un joven Enzo con la camiseta del Wanderers.
La negociación con River fue ardua y extensa. Wanderers primero pidió 600 mil dólares, algo que en Núñez no podían pagar, y la contraoferta fue de 100 mil más dos jugadores. En Uruguay fue rechazada.
Ahí arrancó un ida y vuelta que se extendió por más de tres meses, pero al final hubo acuerdo: River terminó poniendo 310 mil dólares, a pagar en dos cuotas, y Wanderers se quedó con el 20% de una futura venta. «Fue la negociación más compleja que he enfrentado», recordó tiempo después Aragón Cabrera.
«El pase de Enzo se cerró en una cena en el mítico restaurant montevideano Forte di Makale. Llegó con la expectativa de haber sido figura en la selección juvenil uruguaya que ganó el Sudamericano Sub 20 de 1981″, recordó el periodista Marcelo Baffa en el portal charrúa Referí.
Enzo en un Súper contra Boca.
Al momento de firmar su contrato con River, estuvieron presentes Guillermo Cóppola, y dos jugadores uruguayos: Bica, quien pasó a Nacional como parte de pago de Alzamendi, y Krasouski, también surgido en Wanderers, por entonces futbolista de Boca.
Pero una vez lograda su llegada a River, el uruguayo tuvo que recorrer un camino empedrado antes de convertirse en el gran Enzo de Núñez. En su primer torneo el equipo terminó penúltimo y las críticas llovían por parte de los hinchas y la prensa: como en algún momento ocurrió con Messi, pero al revés, El Gráfico se preguntaba en aquellos días: «¿Cual es el verdadero Francescoli? Fracaso en Argentina, ídolo en Uruguay».
Enzo y Gallardo, una relación que fue más allá de la cancha.
La figura de Enzo fue creciendo con el correr de los partidos y no tardó en hacerse querer, a fuerza de goles y grandes actuaciones. El resto de la historia es sabida. Convirtió 137 goles con la camiseta de River, es el máximo goleador extranjero del club y el séptimo en la tabla histórica. Además, conquistó siete títulos, incluidas Libertadores y Supercopa, y en cuatro torneos terminó como máximo artillero.
Francescoli besa la Libertadores del 96.
En 1999, Enzo fue homenajeado con un partido despedida en el Monumental, algo que sólo había pasado hasta entonces con el Beto Alonso. Varios años más tarde, ahora en su nueva condición dirigencial, regresó a River para darle otra gran alegría al hincha: su intervención fue clave para que Gallardo, quien venía de hacer sus primeras armar como DT en Uruguay y estaba muy cerca de arreglar su llegada a Newell’s, se convirtiera en Napoleón.
Fuente: Olé
