Es un verdadero furor en China. Pese al reconocimiento en su país, en una entrevista contó que durante mucho tiempo fue víctima del bullying.
Gui Yuna es una fisicoculturista china que conmueve con su historia de vida. La mujer de 36 años perdió una pierna a los 7 a causa de un accidente de tránsito cuando volvía de la escuela. Pese a haber sufrido bullying, nunca se rindió y logró convertirse en una figura del atletismo de su país hace más de 15 años.
Nacida en Nanning, en la región autónoma de Guangxi Zhuang, Yuna sufrió la amputación de una de sus extremidades en su infancia y padeció durante mucho tiempo las burlas de sus compañeros de clase: “La mayor parte del tiempo sufría insultos. Me trataban de invalida o de gato con tres piernas”, recordó en una entrevista con la agencia AFP.
Además de la violencia verbal, también experimentó en la física: “La primera vez que me hicieron caer lloré, pero enseguida me acostumbré y me dije: ‘puedes maltratarme como quieras, pero no pasará nada porque soy valiente’”.
Gracias a su determinación y su sueño, logró clasificarse en el equipo chino para los Juegos Paralímpicos de Atenas 2004 y allí terminó séptima en su categoría en salto en largo. También hizo salto de altura, tiro con arco y participó en el relevo de la llama olímpica en los Juegos Paralímpicos de Pekín-2008.
Más allá de lo que vivió en su niñez, de adulta también debió lidiar con la discriminación, en este caso de algunos sponsors que le remarcaban que ella no correspondía con la imagen que buscaban dar las empresas: “Trataban de dar a entender que los iba a perjudicar”. De hecho se postuló en muchas compañías y de todas obtuvo la misma e hiriente respuesta.
Sus fotos durante las competencias de fisicoculturismo, donde se la ve luciendo una bikini y zapatos de tacón, acompañada por su muleta, se viralizaron rápidamente.
“Es posible que esté en primera plana no por mi profesionalidad o por mis músculos, sino porque tengo confianza en mí misma y tengo la valentía de subir al escenario y mostrarme ante todo el mundo”, remarcó en la entrevista.
A casi tres décadas del accidente que le cambió la vida, Yuna asegura que aprendió a vivir sin su pierna derecha hasta el punto de olvidar por momentos que carece de ella.
“Mucha gente piensa que el destino no fue cariñoso conmigo, pero yo no lo creo así”, sostuvo. En la actualidad, además de sus entrenamientos, trabaja para una empresa de decoración de interiores. “Estoy agradecida por el hecho de haber conocido estas dificultades porque gracias a ello crecí, y me hice más fuerte y lo que soy hoy en día”.