La jugadora de Maristas, de nuestro departamento, participó del Panamericano que se disputó en Chile con las Leoncitas.
Podemos tomar la conocida frase del Albert Einstein “la crisis es la mejor bendición que puede sucederle a las personas y los países, porque la crisis trae progresos” y aplicarla a la historia de Luciana Belizón. En agosto recibió la noticia, de un día para el otro, que tenía que representar a Argentina en los Panamericanos Junior, en Chile; a causa de un caso de COVID en el plantel, por el que debieron aislar a todos por contacto estrecho. En dos días se reorganizó un contingente en el que fue citada la jugadora del albiverde.
Aún emocionada, con un brillo y una sonrisa particular señaló que “fue una locura, creo que es la palabra que más lo describe. Desde cómo nos enteramos a pensar ya en que íbamos a tener que jugar de otra manera, con chicas que no conocíamos, pero que quizás nos habíamos cruzado; porque en la mayoría de los torneos de seleccionados te las cruzas, pero no es lo mismo cuando no has jugado”.
Acerca de representar mucho más que colores manifestó, “es inexplicable lo que se siente ponerse la Celeste y Blanca; no hay nada que compare entrar a la cancha con esos colores, sentir el himno y saber que vas a luchar por un país entero. Teníamos mucha gente atrás, no era solo por nosotras que además de cumplir un sueño. Había unas 20 jugadoras que estaban en la lista para poder ir y no pudieron, jugamos por todas”.
También explicó que “era una responsabilidad muy grande la que tomamos porque teníamos que mentalizarnos en dos días, que tenías que dar lo mejor y prepararte de la mejor forma que ese periodo de adaptación, por lo general, se hace en un proceso de 2 años”.
Si bien Argentina no logró clasificar al mundial, Luciana destacó “me quedo con la experiencia, lo mejor de mi vida, es algo que voy a recordar por siempre”. Además, dejó una reflexión para lograr transformar las crisis en oportunidades, “todas las jugadoras tenemos que estar listas para esto. Es un ejemplo de que te puede tocar en cualquier momento; si bien no es algo que pasa todos los días, estar en un proceso es una oportunidad que se puede dar en un abrir y cerrar de ojos. Las que quieran y tengan ese sueño, estén preparadas y realmente se entrenen para eso”.
La talentosa jugadora de Maristas, soñó desde chica con llegar a este momento, su corazón verde y blanco, ahora se comparte con el albiceleste de la selección Argentina.