El Azzurri necesitaba de un empate ante Udinese para consagrarse en la Serie A. Y luego de sufrir en el PT, llegó al 1-1 de la mano de Osimhen. ¡Festeja Nápoles!
¡Festeja Nápoles! Después de 33 años de sequía, de tener que comenzar de nuevo en la Serie C por grandes deudas y retornar a la máxima categoría del fútbol italiano, el Napoli se consagró campeón de la Serie A. Luego de empatar ante Salernitana de local, necesitaba igualar en la cancha del Udinese para festejar. Y fue tablas: 1-1, con tanto de Víctor Osimhen. El 3° de su historia, el 1° después de Diego Armando Maradona.
Cuando Maradona falleció, el 25 de noviembre de 2020, dos ciudades lloraron más lágrimas que todo el mundo junto: Buenos Aires y Nápoles. Hoy podemos afirmar que ambas superaron el duelo, porque lo que ha ocurrido en los últimos meses solo tiene una explicación: Diego nunca se ha ido. En 1986 Argentina ganó su segundo Mundial y, un año después, el Nápoles su primer scudetto. La profecía se ha vuelto a cumplir: tras la tercera en Qatar, llegó el tercer scudetto, el primero y único sin el Pelusa 33 años después del segundo. El alirón llegó ante el Udinese, en una Dacia Arena más azzurra que nunca. Hubo otro susto en una primera parte gris para los sureños, que encajaron el 1-0 con una rosca de Lovric en el 13′. En el comienzo de la reanudación tuvo lugar la reacción que les entregó el punto que faltaba y el título con cinco jornadas de antelación. Osimhen, tras una melé en el área, anotó su tanto número 22. Ya es leyenda.
De Laurentiis en 2004 tomó las riendas de un club que, tras el adiós de Maradona, había descendido a los infiernos, desde sufrir para salvarse en la Serie B a la quiebra. Empezó desde la Serie C y, poco a poco, ha llegado hasta la cima. Lo hizo a su manera, dejando siempre las cuentas limpias y chocando con los deseos de su hinchada, que le pedían “volver a ser campeones”. Levantó tres Copas de Italia, una Supercopa, suma 14 años seguidos en competiciones europeas (récord italiano), pero ese triangulito tricolor en la camiseta era lo que su gente añoraba. En mayo de 2022, sorprendiendo a todos, afirmó por primera vez que haría “todo lo posible para que el scudetto regresara”. Tardó menos de un año en cumplir, tras una liga dominada gracias al trabajo táctico de Spalletti y de un grupo único. Las banderas de Korea, Camerún, Eslovaquia, Macedonia, Georgia y Nigeria empezaron a aparecer en un Maradona que disfrutó de un equipo extraordinario por su colectivo, más allá de la magia de Osimhen y Kvaratskhelia. El punta y el extremo fueron imparables, pero esta liga llegó también a las actuaciones de los que empezaban en el banquillo. Simeone, Raspadori y Elmas son tres ejemplos perfectos.
Nápoles abandonó la superstición desde principios de marzo, cuando entendió que este equipo era inalcanzable, y su fiesta promete durar al menos hasta el 4 de junio, día en el que el capitán Di Lorenzo levantará el trofeo. El scudetto, por primera vez en 22 años, no aparecerá en las camisetas de Juve, Inter o Milan y será del Nápoles que, desde 2010, había acabado ocho veces entre los tres primeros de la Serie A. Siempre le faltó algo para cantar el tercer alirón de su historia, y ahora sabemos lo que era: hacía falta también una ayuda desde arriba. Una mano de D10S.
Fuente: Olé