Los Pumas cerraron su temporada con una nueva derrota, 27-14 ante Inglaterra, que desde los 3′ jugó con 14 por la roja a Daly. La Selección terminó el 2016 con un récord de 4-9 y mal en el juego.
Se terminó un año largo y duro para los jugadores de la Selección. Primero, vestidos con la camiseta de Jaguares, afrontaron 15 partidos en el Super Rugby, de los cuales ganaron sólo cuatro. Después, con la celeste y blanca fueron 13 tests, de los que también ganaron cuatro. El cierre fue con una nueva derrota, 27-14 ante Inglaterra en Twickenham. Este año se les ganó a Italia, Francia, Sudáfrica y Japón.
Los primeros dos avances fueron dos cambios de ataque, en los que ya Inglaterra demostró ser más incisivo y con una inercia difícil de frenar cuando lograba lanzar el juego. Sumado a su potencia (Vunipola tiró de traste a Herrera; May dejó KO a Hernández), a los 3′ Farrell metía su primer penal. Sin embargo, en la jugada siguiente se dio una acción que podía cambiar el curso del test: Daly cargó peligrosamente en el aire a Senatore, que cayó de cabeza, y vio la roja. Por eso, la Rosa jugaría 77′ con uno menos. Lo malo para la Selección es que perdía a Senatore (entró Isa). Ya no había podido jugar Tuculet (estaba de titular pero antes del partido se lesionó el isquiotibial derecho), por lo cual Estellés se puso la 11 y Cordero pasó de 15. Y a los 7′, el que salió golpeado fue González Iglesias e ingresó De la Fuente.
Argentina se animó y fue a buscarlo. Pero chocó con sus recurrentes errores de perder la pelota en el contacto o por malos pases y una sólida defensa. Salvo por un line a los 35′, una escapada solitaria de Ortega Desio y la del final, Los Pumas pisaron poco las 22 rivales en el PT. Inglaterra aprovechaba esos errores para contraatacar y generar penales que Farrell embocaba: 9-0 a los 23′. Argentina tocó piso cuando nuevamente atacó, nuevamente perdió la pelota e Inglaterra metió la contra. La pelota se recuperó pero ahora la perdió Hernández… Doble castigo: Orlando metió la mano donde no debía y no sólo se fue amonestado, sino que el árbitro cobró try penal. Todo mal: 16-0.
Pero quedó la del final. Los Pumas consiguieron llegar al scrum a cinco metros del ingoal. Inglaterra cometió cuatro penales, por lo que el juez amonestó a Cole. Argentina terminaba 15 vs. 13 (ya había vuelto Orlando). Y en el último fijo, Isa, una de las figuras del año junto con Landajo, se levantó y se llevó todo por delante para apoyar: 16-7 al descanso. Uff…
El arranque del ST, todavía Los Pumas con dos más, fue electrizante. De la salida, en vez de despejar, Argentina salió jugando con la polenta de Moroni hasta que la pelota le llegó al veloz Cordero, que apoyaba a los 50 segundos. Los Pumas estaban a dos (14-16) y se le iban al humo a Inglaterra, que sin embargo bancó el temporal y hasta lo equilibró cuando recuperaron a un hombre y quedaron 14 vs. 15.
A los 51′, Farrell volvíá a sumar para estirar a 19-14. A los 55′ casi mete otro, porque Los Pumas no aprovecharon la pesca de Creevy para recuperar la bola, porque Hartley se la pescó a Estelles para generar el penal. Farrell, luego, erró… raro en él. Pero a los 63′ recuperó la memoria y facturó para el 22,-14, pero tres minutos más tarde volvería a errar. Los Pumas no supieron aprovechar la irregular tarde/noche del apertura local. De hecho, con tantas infracciones (14 a 8 en penales hasta ese momento) le regalaban la bola a la Rosa. Matera se iba afuera con amarilla por offside burdo y los ingleses, ante una defensa desarmada, liquidaban con el try de May. En el banco mostraban a Alemanno y Herrera con sus cabezas gachas. Era el sentimiento general.
Una de las últimas quedó para que Landajo mostrara una de las suyas, escapándose y generando un buen avance que finalizó con penal a favor. pero como García Botta había agarrado del cuello a Cole, dieron vuelta la infracción. En la siguiente, Pieretto pisó a Marley cerca de la cara y le sacaron la roja. El mismo equipo se autoboicoteaba.
Los Pumas cerraron su temorada como la empezaron como Jaguares: mal. Sin embargo, fue el primer año con una cantidad inusual (28) de partidos, encima la mayoría exigentes. Pero el propio equipo, con sus errores e indisciplina (recordar las amarillas y rojas en el Super Rugby) fue el que generó ese opaco rendimiento. Habrá que acostumbrarse y mejorar, porque éste es el escenario en el que se mueven los mejores, a los que se les quiere ganar.
Fuente: Olé.com.ar
