MILAN.- Ahogado en la orilla otra vez, después de nadar hasta el desmayo. En 2014 fue en tiempo de descuento, ayer en los penales tras una batalla extenuante, implacable para los músculos y el sistema nervioso. Dramática para el cuerpo y la cabeza de los jugadores. El Atlético de Madrid se quedó sin Liga de Campeones por tercera vez en su historia y por segunda en los últimos dos años, pero conserva un corazón enorme, la dignidad y el orgullo de ser un competidor feroz, aún en la derrota.
Porque sin el Cholo este equipo no hubiera sido posible. No se habría podido reponer al mejor comienzo de Real Madrid , que sacó ventaja con Sergio Ramos . No hubiera asimilado el penal que falló Griezmann al comienzo de la segunda etapa. Se habría asustado cuando Real Madrid tuvo el segundo en los pies de Lucas Vázquez y Bale, pero sacó pecho y enseguida lo empató con una estupenda asistencia de Gabi, el centro de Juanfrán y la definición de Carrasco, el recambio al que recurrió el Cholo para tener más verticalidad y profundidad.
Le estaba ganando Simeone a Zidane la batalla de los bancos. El francés no sustituyó a un Cristiano Ronaldo visiblemente en inferioridad física, y también dejó a Bale , que había sido muy importante, pero ya no podía de tantos calambres.
Atlético de Madrid hizo bien lo suyo a partir de la segunda etapa. Agruparse y ser dirigido desde el círculo central por un notable Gabi. Le creó superioridad numérica en varios sectores del campo, pero Torres pasó casi de puntas de pie todo el partido y Griezmann resignó un poco de confianza tras el penal fallado. Lo tenía el Atlético, pero Real Madrid terminó apretando en el suplementario. Eran necesarios los penales para romper tanta paridad y tensión. El único que falló fue Juanfrán y Real Madrid ratificó el idilio que tiene con esta competencia. Una Liga de Campeones que se le sigue negando a Simeone y al Atlético de Madrid. Lo que nadie podrá negarle es que fue grande en la derrota. Y que seguro le quedan fuerzas para volver a intentarlo.
Fuente: canchallena.com