Tras la eliminación ante Mineiro, a los de Gallardo les costó generar juego y no pudieron acercarse a puestos de Libertadores 2022.
Son ellos mismos, los jugadores y el propio Marcelo Gallardo, los que saben que están en el piso. Que éste es el piso y no se puede ir más abajo. Y no sólo por una cuestión anímica tras un agosto en el que se le fueron la Copa Argentina y la Copa Libertadores. No. El propio River sabe que el nivel futbolístico que despliega está en el sopi… Y lo revuelto que debe estar todo que anoche en La Plata el que le terminó dando un poco de rebeldía fue el pibe Tomás Galván y el 10, el que lleva ese dorsal pero que aún no dio la talla, se quedó en el banco. El 1-1 de este domingo ante un Gimnasia que jugó con orgullo y dientes apretados dejó a las claras que el de Núñez hoy es uno más dentro de una Liga Profesional que ahora es el único objetivo que le queda disponible en este semestre y la cual todavía no termina quedándole cómoda, a la mano. Sí, GELP, River…
Con la misma facilidad que consigue abrir un partido, este River de Liga se complica y termina siendo un equipo del montón. Porque no se entiende cómo luego del gol desde el vestuario de Matías Suárez -tras buena asistencia de De La Cruz, el mejor socio del Oreja- se terminó desplomando y dándole vida a un rival que llegó al empate aprovechando un error grupal (mal rechazo de Paulo y Casco regalando su sector) y aprovechando ¡el metro sesenta y ocho del Pulga! Insólito. Lo cierto es que a los de Gallardo les falta sorpresa y evidencian que hoy dependen más de los destellos individuales que le quedan disponibles -sin Montiel y con Angileri out los laterales no tienen peso ofensivo y se notó- que de la producción colectiva. Por eso la repetición constante de pelotazos frontales a la grieta que quedaba entre Gerometta y Morales dejó de ser sorpresa y por eso el Lobo también logró acomodarse rápido. Y de hecho, cuando atacó lo hizo con más claridad sobre todo explotando el sector de un Casco muy laxo en la marca y que incluso generó la contra (lo mató a Enzo Pérez con el pase y lo dejó expuesto) que casi termina en el 2-1 de Carbonero, que se dejó caer en el área tras un leve toque del chileno. Muchos errores y apenas un atisbo de brillantez…
Tal vez la mejor noticia que se llevó Gallardo de La Plata fue la grata aparición del pibe Tomás Galván. Porque el pibe de 21 años entró por Zuculini, arrancó por izquierda -De La Cruz, al medio- y le aportó el vértigo que precisaba River en ataque. Participó bien en dos avances y en el tercero le dejó servido el gol a Matías Suárez, que -literalmente- la mandó al Bosque. Y si un tipo de su clase y jerarquía se pierde una tan clarita, a bajar las persianas…
Luego también encontró algo más de frescura con la entrada de José Paradela para superpoblar el mediocampo frente a un Lobo al que, por necesidad y situación del juego, no le quedó otra que refugiarse cerca de su arco -Durso entró por el groggy Rey, que quedó tocado del choque del PT- y cuidar el 1-1, que en su difícil coyuntura se celebró casi como un triunfo. De hecho, fue Gimnasia el que terminó buscando y casi se lleva el premio mayor en el final. Distinto fue para River, que ya no juega con el chip copero y que cada punto que deja en el camino lo aleja más de las Copas que vienen. Y también de esta Liga que viene siendo un grano en la cara para el ciclo de Gallardo y compañía.
S.O.S River…
Fuente: Olé