Boca y River estuvieron a tono con el día gris y aburrieron en la Bombonera, sin goles. Pérez fue expulsado tempranamente y Gago se lesionó. D’Alessandro fue lo mejor de un Millo que jamás aprovechó la diferencia numérica.
Todo lo planificado se fue por el inodoro cuando Herrera lo expulsó a Pablo Pérez. Al menos para Boca. Porque la idea era atacar a River con tres adelante. Pavón, Tevez y Lodeiro. Pero con la roja, el uruguayo resigno profundidad y priorizó el retroceso. River se hizo cargo de la pelota. La movió en el medio. Y sólo eso en la primera mitad. Nunca logró romper esa línea de cuatro con los tres volantes que paró el Mellizo. D’Alessandro no pudo ser el conductor que necesitaba River (lo mejor, un tiro libre que sacó Orión).Alario y Mora dispersos, lo de Gallardo tenían movilidad sin profundizar. Boca, con Tevez y Pavón luchando solos contra todos, fueron el empuje y corazón de Boca. Encima Gago se iba lesionado…
Con Boca replegado, dejó que River tuviera la pelota. Resignó tenencia y ganó fuerzas. El desgaste que lo hicieran ellos…
Pero River se desentendió del rol de protagonista. Movió la pelota a los costados y no para adelante. El Cabezón teniendo que acercarse a Balanta para agarrar la bocha era todo un síntoma de impotencia: no tenía gestación de juego. Mercado y Casco se preocuparon más por defender que por la proyección. Desbordaron poco y nada. Y ese poco no fue productivo.
River lo pudo ganar, pero el grito de Alonso se acalló po estar en offside. Boca también casi se queda con el superclásico, pero nadie llegó a empujar esa bocha que cruzó el área…
El Súper se fue sin brillo. El campo de juego del que tanto se habló paso inadvertido. La culpa de este derby gris, esta vez, fue de los jugadores…
Fuente: Olé.com.ar