La talentosa jugadora pasó por diferentes situaciones que desde lo anímico que hubieran desinflado a cualquiera, de la posibilidad de la selección italiana, a romperse los ligamentos, luego recuperarse para volver, comenzar a jugar, y otra traicionera lesión la volvió a alejar de las canchas, sin embargo, en silencio, con trabajo y sacrificio, volvió, y no solo volvió a jugar pasajeramente en Maristas, sino que ya está de nuevo en Europa y va por su sueño.
Valentina actualmente está en Brujas, jugando para el primer equipo de la ciudad y además entrena a divisiones menores.
Los duros momentos que vivió, inspiración para jóvenes deportistas
«La verdad que me llevó un tiempo sobreponerme, la lesión más dura fue la primera, me dolió mucho dejar Italia, sentía que estaba cómoda y en un muy buen momento, pero después te das cuenta que todo se acomoda, que es pasarla y que en algún momento todo va a estar bien, es muy duro pero siempre tuve en claro que quería volver, y eso motiva para poder estar al 100%, tener un objetivo bien definido, obviamente que hubo momentos que dudás, pensás que no es por ahí, pero la verdad es que siempre lo pude pasar de la mejor manera y de todo aprendés, y comenzás a valorar cada entrenamiento, cada partido, porque duele mucho cuando no lo tenés. Si algo aprendí de todas mis lesiones, es a valorar mucho más las cosas, y ser consciente de lo que es estar bien. Hoy entiendo que todo pasó por algo, hoy me encuentro súper bien y contenta».
Con respecto a su actualidad explicó: «Estoy jugando en Bélgica, más precisamente en Brujas, en el equipo de la ciudad, vivo con otra chica argentina y con dos chicos que también juegan en el club, un croata y un checo, en una casa tipo cosmopolitan. El entrenador que tenía en mi primera experiencia en Bélgica llegó a Brujas y bueno, quería vivir otra experiencia y acá estoy muy contenta».
Volver a casa siempre es bueno…
«Pude volver y jugar un par de partidos con Maristas, con mis amigas, pero ellos y mi familia sabían que quería volver a Europa. Obviamente no dude en volver a jugar, dependía de si las chicas y el cuerpo técnico me recibían y así lo hicieron, jugar con mi club no se compara con nada, pero una entiende que las chicas tienen un proceso entrenando y llegar yo, y jugar, no está bueno, si no sumás para el grupo, es una decisión de los técnicos. Igual solamente puedo jugar en mayo, porque me debo al club y solo podría jugar en el verano europeo».
Sobre su futuro explicó: «No se puede jugar toda la vida, esta experiencia se sabe es a corto plazo, pero mientras esté cómoda y me sienta contenida, seguiré estando acá. Podes jugar y trabajar, hay muchos argentinos, no estás solo, la cultura si es complicada, es muy distinta a la nuestra, pero no estás solo, con los argentinos se tiene una comunidad, no es como en España o Italia, mi idea es quedarme, me veo un tiempo más, pero la verdad es que todo puede pasar».
Además de jugar, es entrenadora de la categoría U 16 del club, y de los U10 y U 12, los sábados dirijo al segundo equipo, y ayudo al tercero, también doy una mano al entrenador de U10 y U19, y en cualquier categoría de inferiores. Además, tengo algunas horas en otros clubes, de acá cerca. Lo más difícil es el idioma, me manejo en inglés y aprendo algunas palabras del Dutch, que es el idioma mayoritario, incluso tenemos clases de duth que nos brinda el club.
Con respecto al día a día contó: «Entrenamos a las categorías menores a la tarde, la mañana es libre, como te decía el club nos da clases de dutch, después entrenás con el equipo de Primera, vamos al gimnasio. Se hace algo similar a lo que se hace en un equipo de argentina, pero con bastante tiempo libre para conocer otros lugares, máxime que las distancias son bastante cortas».
En el cierre, agradeció a los medios que bancan al hockey local, contó que estuvo con Anto Bruni, otro talento que nació en el hockey sanrafaelino, y ambas coincidían sobre la situación que vivían, de jugar en contra en San Rafael, a encontrarse en Bélgica, y que ojalá sean muchas sanrafaelinas más las que puedan vivir esa experiencia.
No se olvidó claro está, ni de su familia, ni de su querido Maristas… «A las chicas las sigo desde acá, como van en el torneo mendocino, y simplemente les digo que cuenten conmigo para lo que necesiten».
Una guerrera que superó varias lesiones jodidas, con mucho tiempo de recuperación, pero que nunca dudó, cual era su camino, tuvo claro el objetivo, se repuso, superó cada recuperación con el alma, y hoy vive este gran presente en Bélgica.