A pesar de los años en Europa, de su tono, ya casi como una española más, de defender los colores de la roja en dos Mundiales y en los Juegos Olímpicos, por sus venas siguen pasando glóbulos celestes y blancos.
Monserrat Cruz, una gran referente del hockey sanrafaelino, vistió la casaca de Las Leonas en un Sudamericano en chile y después se puso la de España, con ésta jugó el Mundial de España 2006 y el de Argentina en 2010, además de los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008. Comenzó a jugar al hockey en el club Maristas de nuestro departamento, luego pasó a Marista de Mendoza y de ahí, sin escalas, al Club de Campo de Villa Madrid, de Madrid, donde se retiró.
Se inicio a los 5 años en el Colegio Maristas como una actividad extraescolar los días sábados y ya no largó el hockey nunca más. «Mi mamá me anotó y fue el mejor acierto que pudo hacer, fue el deporte de mi vida y en ese momento además me encantaba ir a disfrutar. Los recuerdos que tengo es que empezamos con Adriana Alos que era profesora en aquel momento de Educación Física y otras mamás y así nos fuimos armando. Ya empezamos un poco más como club y entrenábamos una o dos veces por semana, los primeros partidos con Universitario, el hermano Adolfo que fue un poco el precursor del hockey en el colegio, todas esas imágenes vienen a mi cabeza sobre los primeros momentos con el hockey».
En cuanto al salto al hockey de Mendoza primero y a España después agregó «La idea fue mejorar en cuanto a juego y competitividad. Cuando pasé a Marista de Mendoza era por la Liga, cantidad de equipos, buscando aspirar un poco más en un campeonato más competitivo, con más equipos. Fue sacrificado, viajaba a entrenar a Mendoza y después a jugar el partido, eran dos o tres veces a la semana, no me pesó, me encantaba en ese momento estudiaba en el INEF y aprovechaba el viaje en cole para estudiar, fue un disfrute para mí. Apenas llegué ganamos el campeonato de la Liga que nunca había ganado el club, fueron buenas sensaciones desde el principio, fue un año y medio muy lindo ya que después me fui a jugar a Madrid, y lo que iba a ser solo nueve meses, lo que dura una Liga, terminaron siendo 20 años en España».
Sobre los logros en su carrera sostuvo «Con el Club de Campo ganamos seis Ligas, seis Copas de la Reina, con Marista de Mendoza también gané la Liga, al igual que con Maristas de San Rafael, si tengo que hablar sobre algo colectivo, con la selección española el hecho de haber quedado cuartas en un Mundial, algo que nunca había ocurrido, haber ganado un Sudamericano con Las leonas, eso es más personal, un sueño cumplido jugar con la celeste y blanca, pero el haber participado en unos Juegos Olímpicos es lo máximo de mi carrera, fue impresionante vivirlo y además quedamos 7º y ganamos un diploma Olímpico».
En lo personal pudo seguir su carrera en otros lugares pero prefirió quedarse en Madrid «Tuve ofertas de otros equipos de España, también de Holanda pero lo cierto es que llevo 20 años en este lugar, no tomé la decisión de cambiar, no descarto volver a San Rafael, me encantaría, todos los días extraño estar ahí, pero ya tengo mi vida aquí. Dos niños Ignacio y Elisa de 6 y 4 años, doy clases en un colegio y jugué hasta el 2014, cuando tomé la decisión de dejar el hockey para armar una familia y por el momento no me seduce jugar».
Todos tenemos en nuestras profesiones personas importantes que dejaron su huella «Me da cosa porque dejas gente afuera, pero haciendo un balance después de tantos años todos de alguna manera te dejaron algo, para lo bueno y para lo malo. Podría remarcar en mis comienzos Silvia Demartin, Adriana Alos, el hermano Adolfo, después he tenido la suerte que me entrenara Cachito Vigil en la preselección argentina, en España también he tenido grandes entrenadores, como Pablo Usoz, quien confió en mi luego de romperme los cruzados, de cierta manera es injusto nombrar a alguien, todos de alguna manera intentaron sumar sus conocimientos para mejorar en mi juego».
Así nos ven
«El jugador argentino en el deporte en general, se resalta la garra, la actitud de lucha, es un sello muy argentino de apretar los dientes y nunca bajar los brazos. Creo que es una identidad nacional en lo deportivo, como el orgullo por ponerse la camiseta nacional, que en otros países no pasa».
«No descarto algún día volver…»
«Soy una enamorada de San Rafael, por eso no descarto algún día volver, cuando sea más vieja todavía (risas), siempre que puedo hago una escapada, la naturaleza, sus lugares, la familia y los amigos, es una de las cosas más duras que me tocó vivir, alejarme de los afectos, pero te repito guardo alguna esperanza de volver a San Rafael a quedarme».
El éxito tiene su precio
«Para llegar hay muchos sacrificios que tenés que hacer, salidas, amigos y demás, pero las prioridades las marca uno, tanto como persona, como deportista, siempre dejás cosas atrás por perseguir un sueño y a veces la recompensa nunca llega, yo soy una agradecida, mi sacrificio tuvo su premio en la vida y en cuanto a las oportunidades que tuve, pero trabajé y sacrifiqué mucho para cumplir esos sueños. Cada día que pasa pienso y recuerdo los afectos, que como dije antes, en mi elección es lo que me tocó sacrificar».
Sin lugar a dudas su exitosa carrera deja en claro quien fue Monserrat Cruz Funes para el hockey y para el deporte de nuestro departamento, Campeona Sudamericana con la Argentina 1998, lo que guardará en su corazón por siempre, 4º puesto en el Mundial de 2010 (España) Diploma Olímpico Beijín 2008 – 7º puesto (España), 4º puesto en el campeonato Europeo. Sin embargo para «Monche», los títulos son una consecuencia: «Yo resalto las cosas que me sirvieron para crecer como persona y eso trato de inculcarle a mis hijos, trabajo, sacrificio y no bajar los brazos, pocos son afortunados a los que les regalan las cosas, prefiero formar a mis hijos con los valores que transmitieron mis padres, trabajar duro para conseguir lo que uno quiere».
Una luchadora, una guerrera, la «Leona» de dos mundos que se fue por nueve meses a España y terminó siendo Mundialista y Olímpica con la «Furia Roja», pero por sobre todo, buena gente, un lujo que nos dimos, gracias Monche.