La Juve no es el PSG. Ya lo sabíamos. Pero este miércoles quedó constatado rápidamente, cuando el equipo italiano no se hundió ante el imponente Camp Nou. El miedo escénico que marcó los dos primeros goles de la remontada del Barça ante los franceses no influyó para nada en el equipo de Allegri y esa fue, sin duda, una de las claves de que el segundo milagro en un mes fuera imposible.
El Barça no perdió la eliminatoria en el Camp Nou. La perdió en Turín. Este miércoles hizo un partido muy completo, con una intensidad y una concentración que no se vio en la ida. El 3-0 en el campo de la Juventus pesó como una losa. Y aunque los blaugranas lo intentaron una y otra vez, la gesta de marcarle tres goles a un equipo que solo había encajado dos en los 9 partidos anteriores de Champions resultó una quimera.
Luis Enrique puso lo mejor que tenía en el campo, pero no fue suficiente. Sobre todo porque la Juventus afrontó el partido con la serenidad del que no se empequeñece en los grandes escenarios, el que se sabe poderoso y seguro de sus posibilidades. Gestionando con inteligencia un marcador que, en circunstancias normales, hubiera sido definitivo.
ADIÓS CON TRISTEZA
El Barça se despide, pues, de la Champions con tristeza. Con la hazaña de haber hecho historia con la remontada ante el PSG, pero con el pesar de no haber sabido aprovechar ese épico partido. Una severa decepción para un equipo que, hace solo un par de semanas, era el gran favorito para ganar el triplete. El KO en Málaga puso muy cuesta arriba la Liga. Y la eliminación en la Copa de Europa abre un gran interrogante sobre el futuro.
El clásico del domingo en el Bernabéu es la última oportunidad que tiene este Barça de reivindicarse. Una victoria ante el Madrid mantendría las esperanzas en la Liga. Y una derrota cerraría un ciclo y obligaría a tomar complejas decisiones. Empezando por el nombre del nuevo entrenador. ¿Unzue? Era el favorito antes de la debacle, pero ahora ha perdido muchos puntos… Demasiados.
Fuente:sport.es