De esto se trata el deporte en sí, partidos buenos, malos, alegrías o tristezas, pero que en una noche se junten, la magia, la garra, la capacidad, la experiencia y encima en un tipo querido por amigos, compañeros y rivales, genera una simbiósis que solo tiene una respuesta y es el aplauso generalizado para Facundo Bielli.
Partidazo, de principio a fin, líder en la cancha, DT en el banco, buen tipo, querido por todo el ambiente.
Facu tuvo una planilla en la que sumó desde todos los ámbitos, 9 rebotes, 6 puntos, 4/6 en libres y una asistencia, pero su aporte fue más allá de los fríos números, su aporte fue controlar a los pibes cuando los veía alterados, aconsejar en momentos complicados y sobre todo dar el ejemplo, demostrar que es un partido y nada más, aunque sea y se juegue una final ante tu eterno rival.
En definitiva, demostró que jugando al básquet con el corazón, simplemente con eso, se puede ser el MVP de una final.